ACTA DEL 16/03/2013


Comenzamos leyendo el acta del 3/11/12, en la cita de la Pág.211 del S.16, donde Lacan afirma que “la Cosa seguramente no es sexuada”. ¿Y la Cosa es La mujer? No es, pero parece la Cosa.
También empezamos a cuestionar qué significa “sublimar es elevar el objeto a la dignidad de Cosa”. La pregunta que surge es si puede separarse sublimación e idealización. Ritvo en su artículo La Sublimación viene a problematizar esto. Se pregunta si la sublimación es una continuación o es un salto. Hasta ahora era que la sublimación está en relación a uno de los 4 destinos pulsionales, y la idealización en relación a otro destino que es la represión. También una cosa es la pulsión y otra es el objeto, señala Freud en Introducción del Narcisismo; la idealización  tiene que ver con el objeto y la sublimación con la pulsión. Pero se nos mezcla, porque el recorrido de la idealización genera un efecto Cosa. Por ejemplo idealizar y no tocar a una mujer parece que no entra en la lógica falo/castración. Al estar tan ligada al objeto perdido puede representar al objeto, porque cualquier cosa lo puede representar. Toda la cuestión de la degradación sexual que plantea Freud tiene que ver con falo/castración. Pareciera ser que la relación de la Cosa es que quede fuera de esta lógica, como que el das Ding no entra en esta economía del deseo, en el sentido del armado fantasmático.
Con Recalcati la idealización se nos mezcló. Al provocar la idealización e inaccesibilidad de la mujer, eso parece que la transformaría en algo más ligada a la Cosa, a la Cosa materna; la madre ligada a la Cosa.
También se  puede pensar que es una operación del significante mismo, que implica por un lado sacarle el estatuto de Cosa a la cosa y por otro idealizarla al mismo tiempo, porque siempre el significante lleva a imaginar algo ideal.
El significante le quita la cosidad de la cosa, y se la da también, se la agrega. Sino habría una Cosa  ontológica previa. Antes del significante no hay Cosa. La tensión Cosa-significante surge con el significante.
Respecto de la Cosa, planteando la lógica falo/castración, que tiene que ver con la presencia sexual de los cuerpos, ahí la Cosa pierde su presencia (entre comillas), porque lo que aparece determinando y como ancla de esta dinámica de los cuerpos es el objeto a. Dejo de hablar de la Cosa y hablo del objeto a, ya sea en la constitución fantasmática, como objeto a siendo bordeado por la pulsión. Entonces podemos plantear al objeto a heredero de La Cosa en la lógica falo/castración. Sino ¿cuál es el valor de plantear La Cosa en el seminario 7? Toda la dinámica  de la Cosa queda heredada en el objeto a como perdido.
Volviendo a la separación idealización-sublimación, Ritvo y Recalcati vienen a problematizar esta separación tan tajante, porque al hacer a una mujer idealizada tan inaccesible, se parece a eso de la Cosa, que se bordea pero no se toca, porque está perdida para siempre. Y al intentar representarla no tiene valor como objeto a causa del deseo, porque es pura idealización. Es un enamoramiento sin deseo, porque el deseo es sucio, es chancho, es horrible, es infernal, inmundicia, degradación. El deseo no es fantasmático.
El enamoramiento sin deseo es un velamiento, que es justamente la función de idealización e intenta ocupar el lugar del todo. Al idealizar al objeto hace desaparecer ese costado sucio del deseo. Nuevamente la tensión entre La Cosa y el objeto a.
En el debate se plantea que idealización y degradación son continuas, en el mismo eje, que no habría corte, ya que la castración, el agujero tiende a cubrirse con un ideal. A diferencia de esto Ritvo plantea en su texto de la sublimación, la idea de un salto, no de continuidades:
 “…el salto que tiene sus condiciones de posibilidad pero no de existencia. Por ejemplo no hay continuidad entre la oreja de Van Gogh y su rostro vendado pintado en el cuadro. No se puede deducir de la obra de Joyce su supuesta locura ni de su chifladura su obra”
Ritvo habla de acto sublimatorio. Toda la continuidad semántica de su texto está determinada por el seminario 15 (El acto psicoanalítico), porque cuando Lacan habla de acto lo plantea como un salto, sin red.
Discutimos si un acto, “sin red” implica “sin A”. Hay un encuentro entre la falta del sujeto y la falta del A. Es un A que tiene agujero. Lo que está en juego es la superposición de la opacidad del sujeto en relación a la opacidad del A, y ahí en esa opacidad hay lugar para la invención. Pero también si ese A es con agujero, es un A tachado, implica que “el A no existe”, por eso “sin red” puede pensarse como “sin A”.
Entonces se trata de salto e invención. Salto, acto, e invención.
Por otro lado, tal vez habría que pensar la sublimación por fuera del análisis. En el sentido, tomando a Freud, de que lo que está dentro del análisis es la neurosis de transferencia. Si esto es así, la sublimación no se analiza. Es un campo por fuera. Alguien puede venir y decir que escribió una poesía, pintó un cuadro o escribió una novela. ¿Qué relación tiene eso con el análisis? Puede no tener ninguno. Puede tal vez ser un efecto del análisis, pero nosotros no hacemos una lógica causa-efecto de “escribió por tal cosa”. Tal vez el acto sublimatorio entonces, no tenga que ver con el análisis. Ritvo lo escribe en el texto así, pero luego lo ubica dentro del análisis, lo modula. Él  lo plantea en relación al recorrido de un análisis, porque repetición y sublimación en el seminario del acto están del mismo lado, con lo cual tiene que ver con el análisis. (Quedamos en recortar 2 o 3 tesis de Ritvo)
Pasamos a continuación a leer el acta del 1°/12/12, en el punto en que Lacan trabaja, en la clase XVI, la obra de arte con fin sublimatorio y el objeto a como equivalente de goce, en tanto “valor de goce”.
Cuestionamos la idea de que el objeto a se “verifique” en la clínica como equivalente de goce. Sí destacamos el objeto a como el que “captura el goce”. Es el que se va perdiendo en el circuito pulsional, bien trabajado en el seminario 11 y que ejemplifica aquí con el chiste.
Lacan retoma el circuito del chiste en el grafo del deseo y ubica la fórmula de la pulsión: $ <> D. La demanda en la fórmula de la pulsión es un detalle importante, porque pone en juego: 1) la dependencia del sujeto respecto del significante; 2) la dependencia del sujeto respecto de la repetición significante y 3) distingue la palabra deseo con minúscula y la demanda con mayúscula en el grafo. Parecería más importante el lugar de la demanda, por esto que leemos acá: el deseo queda reducido o subrayado, en la relación al fantasma, a su valor imaginario, mientras que la demanda, lo que queda subrayado es su relación al significante. Es decir pulsión-significante. Éste es el valor de poner la demanda con mayúscula, la relación del sujeto al significante, la relación del cuerpo al significante, por lo tanto a la pulsión. Destacamos que “los significantes dan cualidad a la demanda”. Esto implica que la demanda es significante, cualidad, porque siempre se habla del valor cuantitativo, por lo inagotable de la demanda.
Leemos “la demanda es sexual”. Por ejemplo, si un paciente viene diciendo “no  puedo parar de comer”, se puede tomar como: 1) una pulsión no anudada; o 2) como una demanda sexual. Es decir, considerar a esta actividad compulsiva como una demanda sexual, porque la cualidad pulsional hace que sea de otro nivel de lo que estamos hablando. La adicción. Otro ejemplo que surgió es el de un paciente en problemas con la bebida. Llegaba la noche y tomaba y armaba un personaje víctima de no poder parar de tomar, pero resulta que no tomaba cualquier cosa, tomaba cerveza, y no cualquier marca. Parecía hablar de algo cuantitativo que lo desbordaba y no era tan así. Aquí también se anudan, en el grafo, la significación absoluta del fantasma con el matema de la demanda. Se anudan 2 cosas, porque el paciente viene con una significación. Entonces ¿cuál es nuestra accesibilidad? Está cuestionada. Salvo que digamos “acotar el goce”, limitando y prohibiendo. Es creer que por sugestión o prohibición podemos acotar el goce. Es importante lo de la cualidad. Lo perentorio de la pulsión es un rasgo. Freud lo recortó escuchando fantasías.
 Otro ejemplo que surge es el de un paciente hebefrénico que no puede parar de masturbarse, y sino se iba  en seco, siempre con el pantalón manchado. Esa actividad en un psicótico, no ligada del todo a un fantasma, que no le daba placer, marcaba una compulsión sin placer, o sea sufrimiento, siempre mojado. Aquí está la diferencia con la neurosis, el fantasma ligado al yo da la ilusión de que uno domina. En este acaso está tomado por el A. Ese pene no es de él.
Retomando el acta, en el punto de la demanda como sexual, para decir que la demanda es sexual es necesario introducir la función del falo. Para que sea sexual tiene que estar en juego falo/castración, sino es “pre”sexual.
Discutimos la cita de Lacan donde trabaja el matema S (A/):
“El lugar del A…evacuado del goce….es algo que en sí mismo está estructurado por la incidencia significante. Esto es precisamente lo que introduce esta falta, esta barra, este hiato, este agujero, que se distingue con el título de objeto a”.
Debatimos, por lo ambiguo de la frase, si es que la incidencia significante es la que introduce la falta, la falla, o es el objeto a lo que barra. Es decir la barra como objeto a, no como falo. La barra como Falo es diferente que la barra como objeto a.  Algunos leen “Esto...” en la cita, como la incidencia significante. Es lo que armaría la función señuelo, el objeto a. Para pensar el objeto a hay que pensar que la falta, el hiato, la barra, el agujero, es producido por la incidencia significante, no por el objeto a.  La barra es significante. Algunos objetamos esto a partir del planteo de Lacan del seminario 9, donde el sujeto es “cortado por el a”, por el objeto, es tomado. Si el significante introduce la falta, el lenguaje dominaría el azar, tendríamos eficacia. El lenguaje sí es condición de posibilidad para pensar un espacio que viene a romper el lenguaje, pero no domina.
Volviendo al acta, retomamos cita del libro “La extimidad” de Miller, donde señala: “Solamente un cuerpo vivo goza” [los zombies]. “Goce como función vital”. “El goce es sólo de los cuerpos vivos”. “¿Cómo se introduce la incorporación de la estructura sino por un vaciado del goce….?”
Esto parece contradecir la última teoría en Lacan. Dice “vaciado de goce”, pero del lenguaje ¿no se goza también? como conmemoración de goce, el encuentro del significante con el cuerpo?
¿Qué es “vaciado de goce”? Una falla, por eso habla de objeto a, de captura de goce. ¿Entonces no hay un A que goce? No es así. Por eso viene diciendo desde el seminario 11 que la relación al A es sólo a través del objeto, de lo que hay de pérdida respecto del A.
El A tiene 2 funciones: introduce y a la vez expulsa el goce, señala Miller.
Cuerpo vivo que goza es que carece, que padece pérdida, y que tiene que tener lugares de captura de goce.
La única reserva, el padre, ya se llevó todo el goce. Freud habla de lugares de reserva libidinal: el síntoma, el narcisismo, lo estancado, etc. La idea de reserva ya supone que algo se perdió. Pero también la idea de goce es como llenado, como acumulación. Por eso es acumulación en pérdida. Por eso la idea de entropía que habíamos trabajado.
Justamente ¿qué vaciado si hay un A que goza? Pero el A no goza, se lo suponemos en relación al objeto a, a los lugares de captura de goce.
“El Otro del significante lleva en sí lo que a su vez no es significante”. Expulsa lo que no es significante y le retorna como objeto a, es “la limpieza pura de goce”. “El Otro, lugar limpio de goce” dice Lacan, pero es una limpieza sucia, sino no habría objeto a como resto. Otro limpio de goce puro  no existe. Por ejemplo la tumba.
“Goce” es siempre ambiguo: en términos de cualidad de satisfacción de un sujeto, y en términos de pérdida de goce. Por eso nuestra pregunta: ¿de qué se satisface alguien que cuando se satisface la pasa mal? ¿Cuál es la relación del sujeto a la satisfacción? 

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